Todos los
pueblos del mundo se dieron cuenta de que,trascurrido cierto tiempo,las
estaciones solares repetian su cauce luminoso.Los cultivos volvian a crecer y
las lluvias retornaban para regar las nuevas semillas.Asi,el hombre fue
constatando el eterno retorno hacia el punto inicial.
Hace 4000
años los babilonios vieron en esta repetición de las estaciones un motivo digno
de celebrarse e instauraron un ciclo festivo que dejaria corta la juerga mas
movida de nuestra epoca:eran 11 dias de celebración,que comenzaban cuando la
primavera describia sus primeros trazos entre los jardines colgantes de
babilonia.
Los
egipcios tambien recibian con algarabía las señales que preludiaban el año
nuevo.Sus rostros se tornaban festivos cuando llegaba el ansiado momento en el
que el rio Nilo empezaba a crecer y el caudal se hacia propicio para la
siembra.Entonces la tierra era labrada con confianza en los tiempos venideros.
Desde
siempre,el año nuevo ha significado el festejo de un triunfo inexistente,una
victoria que se desea pero aun no ha ocurrido,un elogio a la esperanza que se
renueva cada 365 dias.