miércoles, 16 de enero de 2013

Vestidos y estado de animo


Imagina por un momento la siguiente situación cotidiana, te despiertas, un día más te levantas para ir a trabajar, estudiar o realizar las labores de casa, sin apenas pensarlo de forma instintiva al ir al guardarropa te lanzas inmediatamente hacia una prenda en particular, de un color específico, luego la combinas con lo que consideras más conveniente, e incluso eliges unos determinados complementos.
Este acto puede parecer en ocasiones bastante automatizado, dejándote llevar por lo que te apetece ponerte en ese momento, o desesperante, no te decides, te pruebas una y otra vez distintas prendas de vestir, se te hace eterno (más aún se le puede hacer a una persona que tenga que estar esperándote), no te ves con nada, hasta el más mínimo detalle lo tienes en cuenta para decidirte sobre lo que escoger, finalmente y con prisas logras salir vestida de casa.

Estas situaciones tan distintivas por las que puede pasar una misma persona en diferentes días, tiene mucho que ver con su estado animico como vamos a ver a continuación.

La conducta y motivación de porqué elegir un tipo de ropa en particular y desechar otra en etapas o periodos concretos de nuestras vidas, revela nuestras emociones y el estado anímico en el que nos encontramos, según ha sido comprobado por un grupo de Psicólogos ingleses en la
Universidad de Hertfordshire, demostrando que han encontrado evidencias claras sobre la estrecha relación que hay en nuestro modo de vestir y el estado de ánimo.

Según este estudio reflejamos que nos encontramos felices al utilizar ropa con colores vivos, llamativa, e incrementando los accesorios, mientras que una vestimenta menos interesante, apagada y con falta de complementos refleja un estado de ánimo triste, melancólico y falto de alegría.
Se puede concluir además por los datos aportados que cuando se está más alegre y entusiasta, con un estado de ánimo desbordante, se tiende más a pensar en las posibles combinaciones y a preocuparse más por los detalles, dedicando mucho más tiempo al acto de vestirse que si se está en plena crisis sentimental, en la que no importa nada, ni se le encuentra un atisbo esclarecedor de alegría a la propia existencia, descuidando el aspecto, yendo sobreseguro, no arriesgando, ni apelando a la creatividad. No confundir con exacerbar el propio aspecto físico, mediante demasiada pintura, o usando ropa exageradamente provocativa, ya que esto denota igualmente un estado de ánimo alterado..Como hemos visto nuestro modo de vestir es un factor que refleja fielmente el estado de ánimo en el que nos encontramos, convitiéndose en un indicador de alteraciones emotivas o buena salud emocional. Llegar a un equilibrio en el que sentirnos cómodos y bien con lo que llevamos, sin necesidad de aparentar nada y gustándonos, es el mejor reflejo hacia nosotros mismos y hacia los demás de un buen estado ánimico.